Arte y artesanía

Este año, la Asociación Fotográfica de Extremadura se ha currado una revista para la III edición del festival «Cáceres de Foto» y me pidieron un artículo sobre técnicas históricas. Sé que a muchos no os gustará, pero creo que los que trabajamos con estas técnicas nos debemos una crítica y me parecía una oportunidad tan buena como cualquier otra. Así que ahí va:

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Advertencia: El texto que viene a continuación está  escrito con saña y buen humor.

  • El lector podrá sufrir vértigos, vacío interior, episodios de pánico y en casos graves, un profundo sentimiento postmoderno.
  • Lea detenidamente “Historia de la Fotografía” de Marie-Loup Sougez.
  • En caso de duda no consulte con Mellado.

Autorretrato II pequeño

Hace unos meses, la Asociación me propuso escribir un artículo sobre fotografía contemporánea realizada con procesos históricos. Inmediatamente, mi mente se llenó de imágenes maravillosas: misteriosos colodiones de formas imposibles jugaban al “veo-veo” con añejas Polaroids de gran formato iluminadas con increíbles y corrompidos colores. Pero poco a poco, ese sueño fue tornándose oscuro: una legión de ambrotipos de muñecas de porcelana y gomas bicromatadas con paisajes revenidos invadía utopía y encerraba el arte en la mazmorra más lúgubre de la fotografía ¡Son más, muchos más y ahora reinan bajo el cántico unánime de la Artesanía! Sudores fríos y un despertar turbulento y desalentador me devolvían a la realidad que vive también la fotografía química.

Sí amigos frikis, un cuarto oscuro no es garantía de buena fotografía, al igual que el hecho de trabajar con tecnología digital no implica que el resultado sea contemporáneo. Es algo que cae por su propio peso. Aún así, y obviando los grandes nombres, la sensación que me queda es que la fotografía química se está convirtiendo en el refugio de los fotógrafos mediocres. Artesanos ávidos de diferenciación y creadores de imágenes vacías, faltas de intención y enmohecidas, pero que por obra y gracia de la plata se convierten en arte. Fotógrafos en busca de fama y fortuna atraídos por ese halo de romanticismo y divinidad que confieren los poderes de la alquimia. Porque ir con una cámara «retro» colgando del cuello es muy «cool» y cargar con los mamotretos de gran formato divertidísimo. Sé que son modas y las modas pasan, junto con los artesanos y los hipsters, que encontrarán refugio en el pirograbado o el punto de cruz. Pero el daño que dejan tras de sí es muy grande.

 

Muchos sabéis que soy un gran defensor de los procesos tradicionales: de su conservación y por supuesto, de su práctica y uso en proyectos contemporáneos. Creo que tenemos, no solo el deber histórico de preservar estas técnicas, si no de revisar, innovar y crear nuevas referencias estéticas con ellas. Si no lo conseguimos, les espera un futuro incierto. El peligro real de que las mal llamadas técnicas alternativas caigan en desuso no es intrínseco al proceso, o a la aparición de sistemas más baratos, rápidos y sencillos para la obtención de imágenes. El verdadero peligro lo representamos aquellos que trabajamos con ellas, cuando permitimos que el lenguaje contenido en nuestra fotografía sea tan antiguo como la técnica.

He de decir, que aunque hoy la crítica vaya dirigida más hacia mis compañeros de “potingues” y por supuesto hacia el que os escribe (sí, en tercera persona como Maradona, que soy gente importante) todos y cada uno de nosotros, ya seamos calotipistas o “seres digitales”, hemos caído alguna vez en los pecados de la técnica. Lo importante es arrepentirse, comprar un buen cilicio y usarlo cada vez que vuelvan las ganas. Los avances de la tecnología y de la técnica nunca deberían ser la luz de guía en la evolución de las artes, si no un mero instrumento a su servicio. Sin embargo, en el caso de la fotografía, hay un gran sector que evoluciona a trompicones detrás de estos avances, sin asimilar ni reflexionar sobre la imagen en sí misma. Quizás por su juventud, por la inmediatez y la facilidad para obtener resultados vistosos sin tener suficientes conocimientos técnicos, estéticos ni históricos; quizás por el carácter tan tecnificado y manufacturado del material, junto con la presión de la industria, la fotografía se pierde en una fiesta de fuegos artificiales que esconden un silencio aterrador. Ojo, no quiero insinuar que no sea necesaria: la técnica para un fotógrafo es como el valor en la mili: “se le supone”. Sin embargo, la técnica por la técnica es artesanía y por tanto, el que la practica un artesano, no un fotógrafo. La parte compleja de la fotografía y aquella que la identifica como disciplina artística es el proceso creativo e intelectual para generar el contenido ¡Ésta es la parte difícil! La técnica es “solo” la ejecución material de esa idea, a la que da forma y complementa estéticamente. Si conseguimos que ambas dialoguen surgirá la magia y la fotografía.

Una vez dijo Picasso de la fotografía que había “liberado a la pintura de las recurrencias literarias y de las anécdotas para permitirle dirigirse a lo esencial”. Probablemente, una reacción similar es la que está produciendo la irrupción de la tecnología digital en la fotografía: ha liberado a todos los procesos fotográficos anteriores de la carga de la representación del mundo. Desprenderse de la responsabilidad de documentar la realidad y de la búsqueda de la imagen perfecta nos ha hecho libres para apreciar, incluso diría que para necesitar la imperfección de estos procesos históricos.

Para mí, y para muchos de nosotros los procesos fotográficos ya no están ligados a la estética del periodo que las vio surgir. Tienen unas capacidades representativas y expresivas que transcienden lo que en su día fueron limitaciones y defectos para convertirse en “recursos lingüísticos”. Esta es la razón por la que creo que vivimos un momento maravilloso, aunque frágil aún y no debemos permitir que en el imaginario común estas técnicas se asocien con la caspa y la “mera artesanía”.

Es probable que estemos ante el primer punto de coincidencia del helicoide de la estética de la fotografía: el primer “neo-“ ¡Escribamos un bonito capítulo!

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5 pensamientos en “Arte y artesanía

  1. Reblogueó esto en Ana Tornel Photographiesy comentado:
    A doscientos por cien de acuerdo con esta rotunda reflexión de Joaquín Paredes sobre la misión de los procedimientos antiguos en la fotografía de hoy. La técnica por la técnica no tiene ningún aporte artístico.

  2. Aun entendiendo el tono irónico del escrito, y la porción de autocrítica –individual y colectiva- de la que se advierte nada más comenzar el texto, hay un montón de aseveraciones que caen en el puro tópico, y en la actitud elitista que, en cierto modo, se intenta invalidar con lo que se dice…

    Desde el mismo título se hace una distinción en las actividades que no existío hasta la llegada del romanticismo y la genialidad del artista. Arte y artesanía –y técnica- vienen de una misma raíz y tenían casi idéntico significado. Artistas de todas las ramas del arte han sido poco más que sublimes artesanos a los que la historia ha reconocido individualidad, excelencia en el oficio y universalidad del contenido, pero la mayoría no eran considerados como tales en su propia época, algunos tenían la consideración de meros sirvientes con ocupaciones tan poco artísticas como ayudar a vestir a su señor, encargarse de la intendencia o dar catequesis. Insisto en que fue la Historia y no la autoproclamación lo que les dio el status de Artista. Me parece de un elitismo escandaloso la simple expresión de que “la técnica por la técnica es artesanía y por tanto, el que la practica un artesano, no un fotógrafo.” Entiendo que se deduce que el artistazo es el fotógrafo, que básicamente trabaja con ideas a las que da cuerpo con la técnica. O sea, que nos colocamos en la órbita del concepto, la idea, la base del arte contemporáneo.

    No entiendo en absoluto la pretensión artística de la fotografía – que apenas ocupó el periodo pictorialista, y luego fue claramente denostado- y menos aún la idea de que deba “desprenderse de su responsabilidad de documentar la realidad”, cosa que es precisamente la esencia misma del medio y aquello que la hizo tan atractiva desde los orígenes. Los grandes maestros de la fotografía lo han sido precisamente por retratar la realidad, entendiendo las posibilidades de este medio mejor que nadie, generalmente para ser publicada en periódicos y revistas, o libros, documentando lo que acontecía. La visión de la fotografía en la galería y el museo viene después, y por otros motivos. Ahora se pretende hacer fotografía exclusivamente para mostrarse en la sala de exposiciones. No todos, claro, pero sí muchos.

    Decir que “los procesos fotográficos ya no están ligados a la estética del periodo que las vio surgir. Tienen unas capacidades representativas y expresivas que transcienden lo que en su día fueron limitaciones y defectos para convertirse en recursos lingüísticos”, es cuanto menos una manera suave de camuflar una especie de revival de lo antiguo. ¿Cómo que no están ligados? Claro que cambian las personas retratadas, y sus ropas, y los edificios y objetos, pero todo sigue rezumando el aroma decimonónico de su origen. Pero incluso los no iniciados entiende que se trata de algo antiguo, que viene de lejos, que tira a sepia y decoloración, que recuerda a las fotos de la abuela.

    Y lo de las capacidades expresivas de los defectos como recurso lingüístico es la forma en la que muchos enmascaran la incapacidad de igualar técnicamente a los precursores, que necesitaban de años para alcanzar el dominio de su OFICIO, y a los que no les habrían aceptado copias con churretes expresivos.

    Siento parecer rudo, impertinente y ácido. Entiendo que no todo el mundo enfoca esas actividades del mismo modo. Algunos, supongo que los más críticos, somos los peores…

    • Hola Enrique,

      Bienvenido al blog y gracias por comentar. Estoy seguro de que me equivoco en muchas cosas, pero también de que en otras no. En primer lugar, que dos palabras tengan la misma raíz no implica que tengan el mismo significado. Hoy en día la artesanía y el arte son dos conceptos claramente diferenciados aunque a veces confluyan, tanto en el diccionario como en la conciencia social (desde el s XIX ya ha llovido). Para mí no es lo uno bueno y lo otro malo, me encanta la artesanía y me encanta el arte, pero son diferentes. Es verdad que para llegar a ser un buen artista, en la mayoría de los casos, hay que ser un gran artesano. Sin embargo, la artesanía suele carecer de un estudio y de una conexión con el mundo que la rodea más allá de la pura herencia, la tradición y de la conservación del proceso. Lo que la hace impermeable al contexto social e histórico en la que se desarrolla. Y suele carecer de un concepto: sí, esa parte intelectual, que parece que hoy en día solo suena esnobismo, pero que nos guste o no es lo que hace avanzar el arte.

      Si yo copiase un cuadro de Goya sería un artesano, no un artista. Es más, si solamente copiase la manera de pintar de Goya sin contextualizar mi obra en el s.XXI, aun pintando cuadros maravillosos, seguiría siendo un artesano. En cambio, no por usar óleos para mis pinturas dejan de ser arte, o la obra que produzco deja de ser contemporánea ¿Por qué? Porque lo importante no suele ser con qué creo, si no qué es lo que creo y por qué lo creo: la parte intelectual (el resto de cualidades se sobreentiende que también existen).

      Es completamente falso que la pretensión artística de la fotografía acabase con el pictorialismo. Lo que desapareció tras este periodo fue la necesidad de imitar la estética de las demás disciplinas artísticas como la pintura o el grabado para poder hacerse un hueco entre ellas. Una vez que se comprendió que la fotografía tiene una estética propia y diferente a lo anterior no hubo necesidad continuar con esa imitación. Hace mucho tiempo que se considera a la fotografía parte de las artes plásticas.

      Claro que nos basamos en un concepto para crear y nos colocamos dentro del arte contemporáneo. Porque no vivimos en el siglo XIX. Debemos crear en base a nuestro entorno social, artístico e histórico. No se puede avanzar ni crear obviando todo el arte contemporáneo porque no nos guste o porque no lo entendamos. Si yo hago una mierda de foto (con perdón) y la copio perfectamente con platino es una mierda cara y muy bien copiada, pero sigue siendo una mierda de foto. Por tanto, copio muy bien y soy un artesano de increíble talento, pero no sé hacer fotografía (en un sentido más amplio que el de pulsar un botón).

      De fotografía y realidad podríamos hablar eternamente, así que no me voy a meter. Pero no es solo una opinión mía, la fotografía apenas tiene mayor relación con el mundo que percibimos que la pintura o la escultura. Salvo que para producirla utilizamos medios mecánicos.

      Creo que no me has entendido, claro que se pueden identificar los procesos por su aspecto, sería absurdo decir lo contrario. Pero a día de hoy existe fotografía contemporánea hecha con procesos históricos que es innovadora, en cuando a la utilización del proceso y a lo que aparece dentro del encuadre. Una fotografía por ejemplo de David Emitt Adams (primero que me ha venido a la mente) no podrías confundirla jamás con una de época porque nadie hubiese hecho esa fotografía en el siglo XIX, su elección de material y la concepción del tema son puramente contemporáneos.

      Con respecto a los defectos de la técnica, estoy de acuerdo en parte. Es verdad que mucha gente enmascara una falta de conocimiento de la técnica pretendiéndolos como propios e intencionados. La mayoría no, y si conjugan bien con la fotografía son maravillosos.

      Un saludo

  3. Hola Joaquín,
    antes de nada debo empezar con una disculpa por lo atropellada que fue mi entrada en tu «casa», y después agradecerte la bienvenida a la misma. Espero que aceptes ambas…
    Por lo demás, tampoco sé muy bien qué contestarte porque creo que tenemos concepciones diametralmente opuestas sobre el Arte y la fotografía, y la función de ambas. Para mí, la palabra Arte ya no significa nada, a pesar de que me parezca estupenda la práctica de las distintas artes a cualquier nivel. Y la palabra artista es una que desprecio profundamente -suena fuerte, lo sé- sobre todo cuando uno se la aplica a sí mismo, que no me parece que sea tu caso. Reconozco que la mía es una visión bastante pesimista del panorama, y a nivel personal, se ve bastante aliviada con el ejercicio de la actividad fotográfica de forma placidamente artesanal, porque creo que esa palabra va mucho más allá del ejercicio de tejer cestos, en los que, por otro lado, puede haber tanto concepto como en actividades artísticas de más relumbrón. Pero ya te digo que es mi visión, y el empecinamiento en su defensa es una causa perdida de antemano frente a visiones mucho más contemporáneas del arte. Yo ni siquiera soy fotógrafo, y siempre lo digo, solamente tengo algunas cámaras con las que hago algunas fotos. No por eso dejo de disfrutar y admirar las obras de otros, las obras. Los conceptos, ideas y ocurrencias no me interesan, el trabajo bien hecho, que habla solo, si.
    Ha sido un placer participar en tu página y espero cierta indulgencia con mi tono vehemente. Y te deseo toda clase de suerte en tus proyectos, que procuraré ir siguiendo.
    Un saludo.

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